miércoles, 11 de enero de 2012

SIGUEN LAS QUEJAS POR EL ESTADO DEL PUERTO DE MAR DEL PLATA





"Es cada vez más costoso e ineficiente operar en el puerto de Mar del Plata

El empresario Antonio Solimeno advirtió que resulta cada vez más difícil operar en el puerto local por la escasa profundidad en los muelles y la falta de espacio. Explicó que algunos buques sólo pueden maniobrar con pleamar, viento en calma y ayuda de remolcadores. El dique flotante ya no puede recibir a barcos de gran porte.


Para alguien que desconozca por completo la actividad que se desarrolla dentro de un puerto, seguramente la imagen de los buques aglutinados en los muelles marplatenses sólo tenga el significado intrascendente de una postal. Pero para el empresario pesquero Antonio Solimeno, la visión de decenas de embarcaciones amarradas una tras otra, con obreros saltando entre cubiertas para realizar cargas y descargas de mercadería y pertrechos es la síntesis del estado de deterioro en el que se encuentra el puerto local.

"Ese barco que está allá no está a flote. Está sobre la arena. No sé cómo van a hacer para moverlo", le explica a LA CAPITAL mientras señala a un potero amarrado j unto a otros 7 buques, alineados en una misma fila.

Casi todos los barcos que permanecen en ese mismo sector lucen sus cascos completamente al descubierto, ya que el agua está tan baja que hasta permite observar la arena del fondo.
Según Solimeno esto obedece a que el puerto de Mar del Plata no sólo sufre problemas en su canal de acceso, completamente obstruido por un enorme banco de arena, a esta altura el espejo de agua interior también está lleno de sedimentos, algo que provoca serios problemas para realizar maniobras, más aún si se considera que los muelles están abarrotados por la falta de espacio.

Las quejas de los armadores a causa de estos inconvenientes no son nuevas ya que se trata de un problema que existe desde hace tiempo.

No obstante no son muchos los que suelen estar dispuestos a plantear públicamente su preocupación.
-No abundan los armadores a los que les guste hablar de estos problemas en público....
-Pero lamentablemente esto pasa. Nadie lo quiere contar pero yo lo cuento porque a nosotros, como al resto, esto nos pasa. Como nadie dice nada parece que acá estuviera todo bien. Pero la realidad es otra. El personal operativo del consorcio del puerto es excelente y trabaja con demasiada buena onda para vencer las dificultades. Pero el servicio de un puerto no puede depender solamente de la buena onda.


-¿Y cuáles son las dificultades que existen?
-Todo el mundo habla del banco de arena del acceso, pero lo cierto es que el espejo de agua interno también sufre la falta de dragado. Por eso ya en algunos muelles del Espigón 2, igualmente que en el 1, los buques de cierto porte no pueden operar o sólo pueden hacerlo con pleamar. Como las condiciones no son buenas, si hay más de 25 o 30 kilómetros de viento, los prácticos no quieren hacer maniobras y por lo tanto hay que esperar 2 o 3 días a que el viento calme para poder zarpar. Todo esto provoca que las empresas deban contratar cada vez más servicios de lancha y remolcadores, personal de amarre y de desamarre, generando sobrecostos y una ineficiencia total.


-¿A esto se le suma la falta de espacio en los muelles?
-Eso está a la vista. Hay barcos que están amarrados en 8ª o 9ª fila. Esta es una problemática seria que hace cada vez más costoso e ineficiente operar en el puerto de Mar del Plata.


-¿De qué manera afecta esto a la industria naval?
-Por la falta de profundidad el dique flotante ya no puede darles servicios a buques con un calado mayor a los 4,80 metros. Estamos a 500 metros de distancia de un dique flotante pero tenemos que ir a arreglar barcos a Puerto Deseado, a centenares de millas de distancia con elevados costos de traslado, estadía, transporte, insumos, envío de la tripulación y pérdida de mano de obra en la industria naval de la ciudad. Lo contradictorio es que mientras la pesca discute la posibilidad de que se le reduzca un punto en un arancel de exportación ese mismo dinero se pierde alegremente por los costos de operar en el puerto de Mar del Plata.


-¿Recuerda que en el pasado haya habido una situación de igual gravedad?
-Esto es algo que se agravó en los últimos años por el ingreso de muchos poteros que tomaron como puerto de asiento a Mar del Plata. Son barcos que son bienvenidos porque generan mano de obra y trabajo en la industria naval, pero recibirlos sin infraestructura es un problema. Además, en los últimos años hubo reemplazo de barcos y una ampliación de la flota costera. Pero todo esto sucedió sin ampliación de la infraestructura.


-¿Cuál fue la última obra de infraestructura de importancia que se hizo en el puerto local?
-La verdad es que tenemos la misma infraestructura física que se creó hace 100 años cuando se construyó el puerto. Al contrario, lo que pasó fue que parte de los muelles que existían originalmente hoy no se pueden usar. Además hoy existen buques inactivos que, si no se toman medidas, se hundirán en el lugar lo que hará que se deba empezar otra vez con las tareas de reflotamiento y limpieza. Ahí están el Ribazón, el San Pablo, el María Luisa, el Chiarpesca y algunos más. Son barcos que no sirven más pero que ocupan espacios que pueden dedicarse a reparaciones navales o tareas operativas.


-Las autoridades del puerto, desde la gestión de Sergio Fares, incluso desde las anteriores, siempre exhibieron proyectos de ampliación. ¿Por qué no se realizan?
-Efectivamente. El primer proyecto era la ampliación en 150 metros del Espigón 3 y de eso no se habló más. Ahora se habla de construir dos espigones de unos 150 metros cada uno en la escollera Sur. Es algo que serviría.


-Como conclusión, ¿cree que el puerto de Mar del Plata ha perdido eficiencia en los últimos años?
-Hoy, por ejemplo, el portacontenedor sigue esperando desde el jueves para entrar al puerto porque a causa del viento corre el riesgo de quedar varado en el banco de arena de acceso. Mientras tanto los contenedores con mercadería están en el playón esperando y no sabemos si una vez cargados podrán salir normalmente. Cada día que un contenedor permanece en el playón se pierden unos 150 dólares en electricidad.


-Frente a este panorama es de imaginar la ansiedad con la que se espera la concreción del dragado...
-No es un tema menor. El puerto de Mar del Plata no ha recibido las obras y los servicios que en los últimos años sí recibieron los otros puertos del país como el de Quequén, Bahía Blanca, Zárate, Campana o Rosario. Hay muchas ideas de impulsar más a la industria local pero con un puerto como el que tenemos veo difícil que eso se desarrolle. Por lo pronto tenemos un puerto en el que no se puede asegurar el ingreso de un portacontenedor que tiene que esperar días enteros para entrar y en el que barcos pesqueros de cierto porte sufren varaduras. A nosotros nos pasó con el Navegantes III, el Arrufo, el Virgen María y el Promac. Fueron incidentes con suerte porque en ningún caso se accidentó la tripulación pero son cosas que se tienen que saber con nombre y apellido porque en definitiva son hechos públicos, declarados en las actas de navegación.


10/01/12
LA CAPITAL (Mar del Plata)

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