lunes, 5 de diciembre de 2011

MARIOTTO, AL MARGEN DEL GOBERNADOR

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Kirchnerismo sin Scioli, el mandato para Mariotto 

Por: Pablo Ibáñez
Daniel Scioli y Gabriel Mariotto durante el primer encuentro luego de que Cristina de Kirchner le anunció al gobernador que el lomense sería su compañero de fórmula.
 
No tendrá la franquicia exclusiva. Tampoco podrá, en principio, atropellar contra Daniel Scioli. Pero Gabriel Mariotto, el vice bonaerense, comenzó a cumplir un mandato emanado de Olivos: construir en Buenos Aires kirchnerismo -o cristinismo- al margen del gobernador.

«Tiene que armar lo nuestro. Sin Scioli, pero no contra Scioli», es la traducción, despojada, de la tarea que tiene Mariotto. Días atrás, el vice volvió a ser centro y convocante de una cumbre de dirigentes, esta vez de la Quinta Sección. La cita fue en Necochea.

Antes, en su debut, reunió en Esteban Echeverría a una platea multicolor: de Hebe de Bonafini a Aníbal Fernández. Con el quilmeño, que será senador nacional por la provincia, el vice construyó una empatía cuyo intermediario es Pablo Paladino, anibalista y lomense.

Esta tarde, en el teatro Coliseo, Mariotto tendrá su último acto público como titular de AFSCA. Una especie de despedida de la oficina desde la que avanzó en la batalla contra el grupo Clarín y que lo convirtió en un personaje con cierto nivel de veneración entre los K.

Se entregarán licencias a radios de todo el país y se espera la presencia de Cristina de Kirchner.

Se afirma que a pesar de dejar ese cargo, Mariotto ubicará a una figura de su cercanía como reemplazante. No pondrá funcionarios en el equipo de Gobierno bonaerense ni en el gabinete nacional, pero seguirá «controlando» AFSCA y ligado a la jefatura de Télam, a cargo de Martín García.

De todos modos, el entrenamiento concreto del vice será su desempeño en la provincia como, al menos en la primera etapa, armador de un espacio K puro que colecte tropa y dirigentes que tengan reservas o matices con Scioli, pero estén alineados con la Casa Rosada.

Pero no es un juego sin límites: la orden o permiso a Mariotto para que construya un espacio sin Scioli no excluye la aparición de otros actores que transiten la provincia con el mismo mandato. En el imperio de los K, con el centralismo de Cristina, no hay exclusividades.

Amado Boudou, de hecho, había iniciado un proceso similar, aunque la Presidente le dijo que lo suspenda. «Nada de política», le avisó a pesar de que empezaron los sacudones del dólar. Cerca de ministro dijeron que fue por los espasmos de la crisis, pero otros invocan un presunto malestar de la Presidente.

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La llegada de Mariotto a la provincia arrancó a los tumbos. Cristina de Kirchner lo impuso como candidato a vice a pesar de la pública resistencia de Scioli. Lo demás no fue mejor: más allá de algunos encuentros, el vínculo es frío y distante. Previsible entre dos que se sospechan.

La segunda etapa estuvo marcada por la decisión presidencial de «copar» la línea de sucesión del gobernador al ubicar a Sergio Berni como segundo de Mariotto, bendecir a Horacio González como presidente de Diputados y colocar a José Ottavis, de La Cámpora, como su segundo.

Fue un paso más lejos: Cristina Fioramonti de Kunkel, la CFK bonaerense, será la presidenta del bloque de senadores, y Juan De Jesús fue sugerido para controlar la bancada de la Cámara baja bonaerense. Sobre ese casillero hay, todavía, algunos chispazos sin apagarse.

En ese pelotón aparecen dos figuras clave: Berni y Ottavis. Los dos vices de las cámaras serán, posiblemente desde la invisibilidad, los encargados del comisariato K. Berni, de hecho, comenzó a recortarse como el poder detrás del poder de Mariotto.

Esta semana, el vice hará el desembarco formal en la Cámara luego de gestionar una transición a la distancia con Federico Scarabino: se vieron una vez, quedaron en verse dos más, pero el electo faltó a la cita. Delegó la tarea en su futuro secretario administrativo: Juan Manuel Pignocco, otro camporista que viene de trabajar con Alejandro Arlía en Economía.

Su verdadero desembarco, en lo práctico, tendrá una clave monetaria y estrictamente política: el Senado no votó su propio presupuesto (cerca de 500 millones anuales) y tampoco trató, a pesar del pedido del gobernador, que avance en la discusión de la ley de regionalización.

Son piezas de un mismo engranaje.

· La Legislatura aprobó el Presupuesto provincial, pero el Senado no avanzó con los fondos propios. Como no hubo convocatoria, por parte del gobernador, a un período de sesiones extraordinarias, si Mariotto quiere aprobar su Presupuesto, tendrá que conseguir la firma de doce senadores y 24 diputados para que haya una autoconvocatoria. Pero con un costo: que la primera acción sea, justamente, para votarse los propios fondos.

· Además, si se reabre el debate en el Senado, Mariotto tendrá que atender el intríngulis de la ley de regionalización enviada por Scioli, promovida por Santiago Montoya, para subdividir administrativamente la provincia en regiones. La norma ya fue sancionada en Diputados, pero falta que la trate el Senado. Antes de la última sesión, el proyecto fue girado a la Comisión de Legislación que preside Fioramanti de Kunkel, pero ésta no convocó a plenario, por lo cual el trámite quedó empantanado.

Un doble desafío para el vice electo que llegó con la promesa de «renovar» el Parlamento y cambiar la «lógica histórica» de las cámaras, una frase que tiene varios significados según cómo y dónde se pronuncie.

Años atrás, en Diputados hubo una «revolución» de despachos cuya Bastilla fue lograr que el reparto de módulos entre los legisladores sea más equitativo. El planteo de Mariotto tiene, en su enunciado, otra profundidad: promete transparentar la actividad legislativa.

En paralelo, en sus ensayos como vice electo, encabezó un plenario sobre políticas públicas para la provincia -en Echeverría, no en Lomas como se deslizó inicialmente y molestó a Martín Insaurralde, el alcalde lomeño- donde no hubo ministros sciolistas.

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